El Diablo de la catedral
Se dice que al igual que Dios, el Diablo también está en todas partes pero... ¿en la catedral?
Así es, en la catedral de Arequipa, La satánica figura, familiar para los arequipeños de varias generaciones, pero motivo de asombro para los extraños, tiene mas de un siglo de permanencia en la Catedral arequipeña. El endriago constituye parte del magnífico púlpito que se levanta en el lado derecho de la catedral, cerca del altar mayor.
El Diablo vino de Francia, tallada y trabajada en los talleres de Buisini-Rigot, en Lille, en el año de 1879, por encargo testamentario de la dama arequipeña doña Javiera Lizarraga de Álvarez Comparet, , tal como reza en el testimonio tallado al pie del púlpito y que a la letra dice:
”A. M. D. C.” - “Púlpito construido para la Catedral de Arequipa, a expensas y por mandato testamentario de la señora Doña Javiera Lizárraga de Álvarez Comparet. Año de 1879.”
El Diablo burló a la guerra
A fines de 1879, estando el Perú en plena guerra con Chile, llegó el Diablo a aguas peruanas. Los puertos bloqueados, las rutas marinas estrictamente vigiladas por el enemigo y con todo el fragor de la guerra encima, el barco francés con el Diablo a bordo burló al enemigo y logró, tranquilamente, atracar en un puerto peruano.
El 16 de diciembre de 1879, una colmena de diligentes artesanos arequipeños, en la Catedral, desclavaban los cajones, estudiaban los planos del rico conjunto del púlpito y comenzaron a armar las doce partes que constituían el hermoso monumento hecho en madera tallada. Después de varios meses de trabajo, quedó listo el púlpito, pero parece que no hubo inauguración, debido a la guerra que libraba.
El púlpito
“Su simbología es muy potente porque muestra la derrota del demonio por la palabra del Señor. Pese a que el diablo, la representación del mal, está presente en nuestras vidas, esta pieza también nos recuerda que el bien prevalece por encima de la oscuridad” - Dante Zegarra, periodista e investigador
El púlpito, confeccionado en rica madera de encina, presenta a Lucifer con escamoso cuerpo de serpiente enroscado a la columna que sostiene el antepecho y el tornavoz de la sacra tribuna. Belcebú está en actitud de levantar la vista hacia lo alto y su antebrazo izquierdo, musculoso y fuerte, se apoya sobre la frente como queriendo proteger sus ojos de la luz multicolor que penetra por los vitrales. Su vientre desnudo se apoya sobre carbones que aunque apagados, parecen dar tormento al Maligno. Del poderoso torso de Satán salen gruesas alas armadas de filosos garfios, cual gigantesco vampiro. El rostro del Demonio es duro, de labios gruesos, nariz recta y las definidas cejas enmarcan los siniestros ojos que tienen por iris dos gélidos agujeros.
Por encima del satánico conjunto se levanta el antepecho donde en la parte central se halla una hermosa talla de Jesucristo, sentado con la Ley en una mano. Lo flanquean las imágenes de los cuatro Evangelistas. Por debajo de estas figuras asoman regordetes ángeles y las flores de Liz , en buen número y distribuidas de forma armoniosa. La escalera que conduce a la plataforma presenta primorosos calados en las barandas. Unos pasos arriba se bifurca en dos escalas. Al frente y en el medio destaca la imagen de San Pedro, de cuerpo entero y en proporción al conjunto.
De los mitos más conocidos en Arequipa, nos enriquece respecto a la cultura colonial :3
Impactante está historia, me da mucha ganas de ver la catedral.
Toda expresión de arte tiene su historia, es muy importante conocerla por ser parte de nuestra cultura
Siempre me daba curiosidad ese monumento, excelente artículo!
Es muy importante conocer nuestra Cultura. Felicitaciones!!!